Partamos del auge del marketing emocional que existe en la actualidad.
Sabemos que consiste en utilizar los sentimientos y los valores para llegar al consumidor, más allá de decirle únicamente “compra mi producto”.
A raíz de la popularidad de esta tendencia, se hizo necesario conocer el funcionamiento
del cerebro ante estas técnicas, lo que conocemos como
neuromarketing.
El objetivo de esta ciencia aplicada, en líneas generales, es anticipar el comportamiento del comprador mientras realiza esta tarea, para utilizar todos los puntos claves a favor de la empresa.
De igual forma, todas
las variables que mencionamos son estudiadas ya que, resulta más certero
ofrecer un producto, que por conocer las reacciones que genera en el cerebro
del cliente, estás seguro que adquirirá.
La idea es utilizar los estudios y llevarlos a la práctica en el plan de mercadeo. De esta forma, el cliente relacionará una sensación, un recuerdo, una emoción o incluso una experiencia con el artículo que ofrece tu empresa. De manera que estará presente al realizar las compras.
Igualmente, con
esta herramienta se fortalece el branding.
En caso contrario, solo te basas en las variables convencionales
como sus costumbres, nivel socioeconómico, la ubicación, comportamiento
individual o en grupo, entre otros; que son influenciados por otros factores y
realmente no te garantizan la compra del producto.
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